Mi amiga está embarazada y yo no puedo sentir alegría, sólo envidia

Mi amiga está embarazada y yo no puedo sentir alegría, sólo envidia

Cuando una pareja decide tener un hijo inician el camino de formar una familia con alegría, ilusión, esperanza… pero cuando el tiempo va pasando y no lo consiguen los sentimientos empiezan a cambiar, desconfianza, incertidumbre, preocupación… si el diagnóstico de infertilidad se confirma, hay otro cambio de sentimientos, ira, frustración, dolor… Y esos sentimientos también toman otras formas cuando las parejas que rodean a la pareja infértil consiguen sus embarazos sin esfuerzo, a veces incluso bromean con la facilidad de conseguirlo y otras incluso no desean el hijo que viene en camino… y entonces hay otro cambio de sentimientos, ira rabia y envidia.

A veces esa envidia de la amiga, hermana, vecina… embarazada hay que asumirla y empezar a “normalizarla”. La mujer infértil siente un hueco en su corazón, en sus expectativas, en su futuro, se pregunta ¿qué pasará si no lo consigo nunca? Y a menudo también se preguntan ¿por qué este tema está sacando lo peor de mi misma?; ¿seré una mala persona?, ¿por qué tengo estos estos sentimientos negativos?

Es importante saber que es completamente normal sentir envidia y hasta rabia de otras mujeres embarazadas porque ese es un proyecto de vida importante que no se puede cumplir. Y todos los proyectos vitales importantes que tienen problemas para cumplirse –encontrar pareja, un buen trabajo o una casa- generan sentimientos negativos (celos, envidia, rabia…) cuando se encuentran con dificultades. Por desgracia los sentimientos negativos acompañan a los positivos y a veces se solapan.

Es normal sentir celos, angustia e inclusive no querer salir o ir a sitios donde habrá mujeres embarazadas o con niños, es normal sentir la culpa y la envida. Pero, de manera relativa y temporal.

Hay que hacer el duelo, “yo no puedo tener hijos” y asumir que hay una parte de la vida que no se puede controlar, -la salud, el funcionamiento del organismo- no se pude controlar y en el caso de la infertilidad los factores son muy variados e imprevisibles.

Como en todas las tormentas emocionales lo más sano es dejarlas salir, llorar, hablar y desahogarse, algunas personas lo consiguen en familia, otras con amigas, otras en terapia.

Buscar ayuda profesional, no tiene nada de malo ni es una exageración. Si una persona siente que no puede manejar estos sentimientos o que le están afectando demasiado, es recomendable ir a un psicólogo. En terapia se abordan los sentimientos negativos, se colocan en su sitio y se entiende que es una reacción propia y natural de la situación médica y vital por la que se está pasando. Se ayuda a manejar y a canalizar toda esa angustia.

Por otro lado, se diseña una estrategia para afrontar los desencadenantes, el mundo no se puede detener, las embarazadas y los bebes seguirán poblando el entorno, pero se pueden elaborar estrategias para manejar las situaciones que originan el disconfort, sustituir sentamientos negativos, frenar las cadenas de pensamientos destructivos, evitar las situaciones más estresantes…. Y en definitiva no permitir que el entorno robe la energía positiva del resto de las áreas vitales, no descuidar otros aspectos de la vida.

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