La respuesta emocional de las parejas infértiles se traduce en ansiedad (por la llegada de una paternidad que no llega) y en depresión (por lo que ello supone en sus expectativas de futuro). Los hombres con un diagnóstico de factor masculino tienden a experimentar más emociones negativas, se sienten más estigmatizados y las mujeres tienden a tener cuadros más complejos y depresivos. El apoyo psicológico busca trabajar habilidades de afrontamiento y reforzar los vínculos de la pareja durante el proceso.
El psicólogo de reproducción tiene que lograr el mejor grado de adaptación de la pareja a la situación acompañarles en el camino de conseguir la gestación, paliar la ansiedad que generan los tratamientos y en el caso que decidan finalizar, acompañar en el cierre.
Los factores que inciden en el equilibrio tienen que ver con la calidad de la comunicación de pareja en torno la infertilidad y su manera de solucionar la situación (que no deja de ser un problema más entre los muchos que se encontrarán a lo largo de la vida) y los mecanismos de enfrentamiento del estrés que use cada uno.